¿Rabietas? ¿Pataletas?
- Psicóloga Laura Mape
- 20 may 2020
- 7 Min. de lectura

¿Por qué suceden? Y ¿Qué podemos hacer para detenerlas?
Durante esta cuarentena una de las mayores quejas de los padres de niños pequeños es el aumento de las rabietas o pataletas y muchos de ellos no saben por qué o de dónde las aprendieron ni mucho menos qué hacer cuando se presentan. En este artículo explicaremos por qué puedes estar evidenciando pataletas en estos momentos y te brindaremos estrategias para que puedas manejarlas de manera efectiva y afectuosa.
Antes que nada, es importante saber que las pataletas aparecen solas a medida que los niños comienzan a crecer y con ellos sus deseos de independencia para explorar su entorno y modificarlo. Sin embargo, la manera en que los cuidadores responden a estas rabietas iniciales determinara si se van solas o se quedan y empeoran.
Las rabietas suelen presentarse cuando el niño experimenta emociones fuertes como temor, ira o frustración, generalmente producidas por situaciones novedosas que el niño siente que no puede manejar y que no tiene control, pues además no cuenta con el lenguaje para expresarlas y manifestar sus necesidades o deseos, ante esto recurre a lo que sí sabe hacer (llorar, gritar, golpear, decir “No”, quejarse, etc.).
Es decir que las rabietas son normales en los niños mientras aprenden a manejar su frustración, y a medida que vayan ganando habilidades de lenguaje para manifestar sus necesidades, las pataletas comenzaran a disminuir. Pero es importante que los padres sepan cómo responder a las rabietas de los niños para evitar que se conviertan en un problema.
Ahora bien, es posible que ante las rupturas de sus rutinas debido a la cuarentena los niveles de estrés de los niños hayan aumentado y por eso estén presentando rabietas más frecuentes y más intensas, por lo cual su manejo debe ser aún mucho más afectuoso de manera que los padres y cuidadores brinden contención a los niños y puedan enfrentar efectivamente estas conductas que generan tanto malestar, por eso a continuación, encontrarás algunas estrategias que podrás utilizar para responder a las rabietas.
Lo primero es tratar de anticiparte a las rabietas para que las puedas evitar, ¿cómo?: En primer lugar, es clave contar con una rutina bien establecida que te ayude a responder a sus necesidades y por tanto el niño aprenderá a predecir las situaciones y a responder a ellas de la manera esperada dándole sensación de control y seguridad disminuyendo la posibilidad de que presente una rabieta.
Por ejemplo, si el niño no cuenta con una rutina estructurada y todos los días cena a horas diferentes, un día frente al televisor, otro en su cama y al otro donde quiera sin tener un orden no podrá aprender a predecir cuando es la hora cena ni donde deberá comer.Entonces, el día que mamá le diga que debe sentarse a comer en el comedor, sin televisor, a la hora en que justo están dando una película muy buena este niño tendrá una rabieta pues su deseo no concuerda con la exigencia de un contexto que no puede predecir y por tanto no sabe que se espera de él y la única manera de expresarlo será una rabieta.
Además, una rutina adecuada que responda a las necesidades del niño elimina incomodidades que predisponen al niño a estar de mal humor y por tanto a tener una pataleta, por ejemplo: es más probable que un niño con sueño tenga una rabieta en comparación con un niño que se encuentre descansado.
Otro elemento clave para anticiparse a las rabietas es vigilar las emociones del niño, es decir tratar de saber que puede estar sintiendo el niño, darle un nombre y actuar antes de que se desborde por ejemplo: si llevas medio día en casa de los abuelos y notas que está cansado y que la situación lo está desbordando, díselo y retíralo antes de que la rabieta llegue; “te ves cansado, es mejor que nos vayamos y vengamos a visitar a la abuela otro día”, de igual manera reconocer su emoción puede hacer que tu hijo comprenda lo que sucede, se sienta apoyado y así evitar que la situación se salga de control, incluso si es muy pequeño (1 o 2 años).
Ahora, si la rabieta no pudo ser evitada por algún motivo o simplemente llegó sin avisar debes antes que nada procurar estar tranquilo ante la rabieta y mostrarte tranquilo frente a tu hijo; Si es necesario, toma distancia de la situación y cuando estés en calma regresa, si tú no estás tranquilo no podrás actuar de la manera adecuada y la situación podría tornarse aún más complicada. Una vez estés tranquilo trata de aplicar alguna de las siguientes estrategias:
Desvía la atención: retira al niño de la situación que produce la pataleta y lleva su atención a otro evento que lo haga olvidarse de la rabieta, por ejemplo: si la rabieta inicia porque quiere el juguete, que en ese momento su hermano está utilizando, llévalo al baño e invítalo a bañar un juguete o cualquier otra actividad que le guste.
Negocia la situación: encuentra un punto medio entre tu deseo y su deseo, esto no significa dejar que el niño “gane” o se salga con la suya, tu eres el padre y eres quien pone las normas, pero a veces deberás ser flexible, por ejemplo: está muy bien que tengas una rutina pero si tus hijos están jugando y se están divirtiendo no interrumpas su juego imponiéndote porque ya es hora de cenar, en cambio puedes anunciar que la hora de cenar se aproxima y colocar una alarma que indique la hora de terminar el juego.
Un rincón de la calma: Dispón de un rincón de la casa decorado y con objetos que le proporcionen tranquilidad al niño como botellas de la calma, su peluche favorito o una manta y enséñale al niño que debe dirigirse a ese lugar cuando se encuentre indispuesto, por ejemplo: cuando tu hijo vaya a comenzar la rabieta puedes decirle “te has enojado creo que puedes ir a tu rincón especial y cuando te sientas mejor puedes venir”. Algo importante es que si bien puedes utilizar el rincón de la calma ante rabietas, no lo vuelvas un castigo para que el niño pueda dirigirse a ese lugar cuando algo lo angustie o le genere una emoción negativa, así que si el niño en la rabieta se niega a dirigirse al rincón de la calma deberás usar otra estrategia como pedirle que se retire y cuando se calme te cuente cómo puedes ayudarlo.
Si bien el concepto de rincón de la calma puede ser difícil de entender para niños muy pequeños (menores de dos años), puedes utilizar el mismo redireccionamiento cuando la rabieta haya comenzado. Por ejemplo: si durante la hora de la comida el bebé se levanta del puesto para jugar y cuando lo sientas comienza a llorar dale opciones, por ejemplo puedes decirle “ok, entiendo que te hayas enfadado porque quieres jugar, pero en este momento es la hora de comer entonces puedes sentarte y comer para jugar después o te sientas en esa silla hasta que te sientas mejor porque en el comedor, a la hora de comer, no se llora”. Generalmente ese tipo de instrucción hace que la rabieta se detenga antes de que empeore.
Pero si ninguna de las estrategias anteriores funciona y la rabieta ha aumentado su intensidad, intenta ignorar la rabieta: no queremos que las rabietas se mantengan y la atención es un premio. Entonces cuando tu hijo esté en plena rabieta siéntate a su lado para que sepa que estás ahí pero no le discutas y ni le digas cálmate todo el tiempo, espera a que vaya calmándose él solo y en ese momento habla con él y muéstrale tu atención.

Debes ser constante y paciente para no atender a la rabieta si has decidido ignorarla porque ceder a la rabieta cuando aún no ha acabado hace más probable que vuelva a haber una rabieta e incluso una más fuerte. En cambio, deberás esperar a que el niño detenga la rabieta (los niños se agotan de llorar…sé paciente) y atender tan pronto como el llanto o los gritos hayan cesado, entonces te mostrarás afectivo y comprensivo con el niño, pero afirmando el límite, por ejemplo: “entiendo que estés molesto y que te hayas enojado, pero es que en esta casa no le pegamos a los otros y no te permito que le pegues a tu hermano”.
Si bien ignorar las pataletas es una de las estrategias más efectivas para eliminarlas, debes saber que si el niño se hace daño o a otros durante su rabieta no podrás ignorarlo, respetuosamente deberás detener la conducta y si es necesario contener físicamente al niño (sujetas sus manos o abrazarlo para evitar que se lastime o lastime) y deberás ser enfático en que no permitirás esos comportamientos, siempre desde el afecto y el respeto por ejemplo: “Hijo dejas de pegarte ya mismo porque no te permito que te lastimes, en esta casa no nos lastimamos así que dejas de hacerlo”.
Ahora, las cosas que no debes hacer frente a una rabieta!:
Algo supremamente importante es: No te enganches en una discusión con tu hijo, si el niño está en medio de una rabieta no va entender razones sencillamente porque su cerebro esta enfocado en el problema (así, como cuando tu te angustias y no ves solución a un problema pero después de un rato ya te calmas y las ves con mayor claridad) y tú solo terminarás agotado y enojado, espera a que tu hijo se calme por completo y reconoce su emoción a la vez que afirmas la norma (de nuevo, recuerda que se va a calmar en algún momento, ningún niño puede llorar todo un día, tu solo saca paciencia y espera).
De igual forma, no amenaces y menos si no vas a cumplir. No le digas que si no deja de llorar vas a regalar todos sus juguetes porque realmente no lo harás y en cambio tu hijo sentirá que sus comportamientos no tienen consecuencias reales, por lo cual las pataletas volverán a aparecer junto con otras conductas que no deseas en tu hijo.
Nunca utilices el castigo físico. Los estudios científicos ya han demostrado que las palmadas, la chancla, los pellizcos y demás NO sirven para eliminar esos comportamientos que no queremos en los niños y que por el contrario aumentan la probabilidad de que se repitan y empeoren, así que para que usar algo que no sirve, y que si puede afectar el vínculo que tienes con tu hijo y su sentimiento de seguridad. Cuando sientas que ya no puedes más con la situación, que estás enojado y pienses que ya nada funciona para que tu hijo se calme pide ayuda a tu pareja o alguien para que se encargue de la situación mientras tú te calmas y puedes pensar en otras opciones para manejar la rabieta.
Para terminar, algo que SI debes hacer todo el tiempo pues es la mejor estrategia es fijarte en las cosas buenas que hace tu hijo. Atiende y felicita sus buenas acciones, demuéstrale tu afecto y orgullo cada vez que haga algo que esperes de él y permítete construir su autonomía, deja que intente hacer las cosas por sí mismo, cuando note que no puede, pedirá tu ayuda.
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